EL SÍNDROME DE REPULSIÓN SÚBITA / SUDDEN REPULSION SYNDROME

El repele tiene un nombre científico / Turns out "the ick" has a scientific name

No sé porque desde hace unos días he estado recordando situaciones de mi pasado, donde pasé de sentir un gusto enorme por estar con alguien - al repele. En el caso de algunas amistades me ha sucedido, pero sobre todo en relaciones de pareja y no en las largas, más en las de “llevo saliendo un rato con alguien que me gusta” - y de pronto - puta madre, ahora siento repele, no te me acerques.

(Obvio sin decírselo a él, todo para mis adentros)

Esta semana fui a comer con una gran amiga mía y estábamos hablando de su reciente ruptura con el novio y me cuenta,

“Es que no puedo entender bien qué pasó, temo sonar frívola al contarlo, pero me di cuenta de ciertas cosas que ya estaban ahí, pero las deje pasar sin darles importancia, y de pronto me comenzaron a dar repele”

Yo la entendí desde el “hello”, porque sí puede sonar frívolo y estúpido, quizás pueden sonar como cosas fáciles de ignorar, pero algo sucede en nuestros adentros, que nos eriza la piel y nomás ya no podemos seguir adelante con esa persona.

También me dijo,

“Pase de tener el mejor sexo a no querer q me pusiera un dedo encima”

También eso lo entendí a la perfección y le conté cómo el tema del repele, me anda cazando hace unos meses.

Yo he sentido lo mismo que mi amiga en un par de ocasiones (quizás más) y cuando se trata de un medio-mal-tipo o tipa pues qué mejor que nos suceda, pero es gacho cuando ves frente a ti a una buena-persona, que te gustó en un principio y de pronto no lo quieres ver más - por razones pendejas o que aparentan ser pendejas - pero la pregunta es ¿si lo son? ¿o más bien son señales inequívocas de que si te molesta que tu novio “haga pesas en ombliguera”es porque te molesta todo él completo y punto?

(el ejemplo de la ombliguera lamentablemente es real, y esa historia no es la que les voy a contar hoy)

El chiste es que “el repele” es una llamada de atención, una voz que te dice que te muevas de ahí y corras muy lejos; pero encima el cuerpo por si solo busca la puerta que dice EXIT, así que no tienes ni que planearlo tanto.

En una vida muy lejana, yo salía con un cuate que era Doctor en Letras y maestro en NYU, y también era DJ los fines de semana. Duró poco, pero me gustaba porque me parecía sexy y me caía genial, era flaco, tenía sus abs marcados y dos pájaros tatuados en los huesos de la cadera - y cuando ponía música y encorvaba el cuello con los headphones hacia un lado - se le levantaba la camiseta, con sus pantalones a la cadera, dejando asomar la cabeza de una de sus aves.

Era además inteligente, un ávido lector, me escribía cartas a mano en pedazos de periódicos o papeles que se encontraba por ahí, me prestaba sus libros subrayados, me hacía CD'S grabados por él con la mejor música, íbamos thrifting a sus tiendas de Brooklyn y encima era muy simpático. Cabe decir que también íntimamente - re-bien.

La realidad es que era una época de mi vida, totalmente separada de mi primer esposo, donde estaba saliendo, pero jamás pensando en algo serio para casarme ni mucho menos (a Leticia le hubiese dado un infarto con las aves); era mi momento de pasarla bien y tenía un grupo de amigos muy salidores.

Y yo eso hacía: salir mucho y pasarla bien. Y éste cuate era ideal para la tarea.

Un día que estábamos echando un vino en mi departamento, se paro al baño y regreso a la sala vestido con un babydoll negro (la piyama que yo dejaba colgada en un gancho del baño).Casi me da un ataque de repele. Le dije,“No, no, no, no, por favor te ruego que te quites eso”

Todavía se dio una vueltecita y me modelo como mujer y le dije nuevamente pero ya a gritos,

“te lo imploro quítate eso, me esta dando mucho asco”

El era de por si algo femenino en sus movimientos, cosa que extrañamente me atraía, sabía bailar, sabía moverse, pero también sabía arreglar mis aretes rotos e incluso un día que me puse una minifalda con medias de red me dijo “me encantan esas medias, no se si rompértelas o si ponérmelas yo” - claramente era lo segundo.

Y pretendía que iba a tener onda conmigo - vestido con mi camisón - se tardó en entender que le estaba pidiendo que se fuera.

Me dio un repele criminal y le dije “me duele mucho la cabeza por favor ya vete”. Me dijo que era una cerrada mental (probablemente cierto) y se fue muy molesto.

De ahí obviamente todo se fue cuesta abajo, pues la movida del camisón me hizo darme cuenta de todo lo demás – lo que antes no me había molestado – pero me molestaba mucho ahora.

Y este es un ejemplo de una sola persona, pero esto me pasó con algunos cuantos sujetos, así es que le prometí a mi amiga que íbamos a investigar más del tema, saqué mi cuaderno de apuntes para no olvidarlo y por la noche me puse a leer al respecto y de entrada resulta que ese repele tiene nombre:

“El Sudden Repulsion Syndrome (SRS) o Síndrome de Repulsión Súbita/Repentina es un fenómeno psicológico que ocurre en las relaciones cuando, de repente y sin una razón aparente, una persona siente rechazo o aversión extrema hacia su pareja”

(elmundo.es)

Hay muchos artículos al respecto y resulta que es demasiado común, lo único nuevo para mí, fue su nombre científico, el cual valida un poco más lo ridículo que del asunto.

No quito de la mesa, la posibilidad de que yo sea como me dijo el DJ, una persona de hueva con unos prejuicios pendejos sociales y culturales - en parte por la educación que recibí y el mundo en el que crecí - mismos que quizás me disparan una señal de bloqueo, que me impide abrir la mente y sentir atracción hacia un hombre vestido con mi babydoll.

Y seguro hay algo de eso, pues tan solo de escribir estas palabras, recordando esta anécdota, pienso en todas las mamás de allá afuera con estos mismos prejuicios que menciono - pero peores - leyéndome; seguro ellas estarán mortificadas con mi historia, y con la posibilidad de que de la misma caja me salgan 100 historias más como esta.

Pero como dije hace algunas entradas, no pienso seguir haciéndome la que no soy, cuando la que soy es la que está sentada frente a esta computadora acordándose con la piel china, de ese cuate bailando en mi sala, pero esta vez con mis medias de red puestas.

Y a mi amiga querida ya le avise del síndrome para que se la lleve leve con la culpa y también le mande varias ligas con información, para que tenga más herramientas para defenderse.

Mi crónica semanal estará en otro newsletter, pues la realidad es que son temas un tanto distintos.

IN ENGLISH

I don’t know why, but for the past few days, I’ve been remembering moments from my past—times when I went from being completely into someone to feeling nothing but pure disgust. It’s happened to me in friendships, but especially in dating—not in long-term relationships, but more in those “I’ve been seeing this guy for a while and I really like him” type of situations.

And then—bam—fuck this, get away from me.
(Obviously, I don’t say that out loud.)

This week, I had lunch with a close friend who was talking about her recent breakup, and she said:
"I don’t really understand what happened. I feel like I sound shallow saying this, but there were little things I ignored at first, and then, all of a sudden, they repulsed me."

I understood her immediately. Yes, it might sound frivolous and stupid, and yes, maybe they seem like minor things that should be easy to ignore—but something inside us reacts. Something makes our skin crawl, and suddenly, we just can’t move forward with that person anymore.

She also said,
"I went from having the best sex ever to not wanting him to touch me."

I got that too. Completely.
And I told her how this “ick” thing has been chasing me for months.

I’ve felt exactly the same in a few (maybe more than a few) situations. And honestly, if the guy is an asshole, then great—what a relief to feel repelled. But it sucks when it happens to a perfectly nice guy. Someone you were actually into, but now you don’t want to see him ever again. And the worst part is that the reasons for the sudden repulsion can seem so dumb.

But are they, really?
Or are they just clear signs that if something as small as “your boyfriend wearing crop tops to lift weights” (yes, that actually happened, but that’s not the story I’m telling today) bothers you that much, maybe the whole person bothers you period?

The ick is a warning sign.
A voice inside you yelling “get out of here”—and honestly, your body finds the exit on its own, no planning required.

A lifetime ago, I was dating this guy—a literature professor at NYU, who was also a DJ on the weekends. It didn’t last long, but I liked him because he was smart, sexy, and fun.

He was tall and lean, with defined abs and two birds tattooed on his hip bones. When he DJed, he’d tilt his neck to the side with his headphones on, and his shirt would ride up just enough for one of the birds to peek out over the waistband of his jeans.

He was also brilliant—an avid reader, handwritten note kind of guy, underlined books, made me CDs with the best music, took me thrifting in Brooklyn, and on top of all that, he was funny as hell.

And, let’s just say, things worked out great intimately.

This was a time in my life where I was done and separated from my first husband and just having fun, zero intentions of settling down (Leticia would have had a heart attack). I had a wild group of friends, we went out all the time, and that’s exactly what I wanted to do—just go out and have fun. And this guy was perfect for the job.

Until one night, we were having wine at my place.
He went to the bathroom and came back wearing my black babydoll—the one I kept hanging on the hook in there.

I nearly had a stroke.

I said,
"No, no, no, please, I beg you, take that off."

He did a little spin and started modeling it for me, and I was already gagging.
"I’m serious, take it off right now, I feel sick."

He had always been a little feminine in his movements, and, strangely, I’d found that attractive.
He could dance, move well, fix my broken earrings, and one time, when I wore fishnet stockings with a miniskirt, he said,
"I love those stockings. I don’t know if I want to rip them off you… or put them on myself."

Clearly, it was the second option.

That night, he actually thought we were going to hook up while he was dressed in my nightgown.
And he was not understanding that I was asking him to leave.

I felt disgusted and said,
"I have the worst headache, please just go."

He called me close-minded (probably true), stormed off, and that was that.

Everything went downhill from there because, after the babydoll incident, I started noticing everything else—the things that hadn’t bothered me before, but now drove me insane.

Hence the ick phenomenon.

This is just one example from one guy, but it’s happened to me more than once. So, I promised my friend I’d dig into it, grabbed my notebook to make a reminder, and that night, I did some research.

Turns out, this ick thing has a name.

Sudden Repulsion Syndrome (SRS) is a psychological phenomenon that occurs in relationships when, suddenly and without an apparent reason, a person feels extreme rejection or aversion toward their partner.
(elmundo.es)

There are tons of articles about it—apparently, it’s super common.
The only new thing for me? The scientific name.

Am I the Problem? I won’t deny the possibility that maybe—just maybe—the DJ was right and I am a boring, close-minded person with dumb social and cultural prejudices.

Maybe it’s the way I was raised. Maybe my mental firewall just blocks certain things before I even have a chance to process them. And maybe that’s why I couldn’t find it attractive that a guy wanted to wear my babydoll.

And I’m sure there’s some truth to that. Because just writing this story, I can already imagine a hundred moms out there reading this and clutching their pearls—horrified by what I’m saying.

But, as I said in a previous post, I’m done pretending to be someone I’m not.

And the person I am - she’s sitting here, writing this, getting goosebumps at the memory of that guy spinning around in my nightgown—but this time, in my fishnet stockings too.

I already gave my friend the SRS diagnosis so she can chill out about it, and I even sent her some links to back it up. Now, at least, she has scientific validation for her sudden disgust.

My weekly chaos update will be in another newsletter.
Because, honestly, this is a topic all on its own.